Page 10 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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fueron una constante durante el régimen menemista, que gobernó con el
absoluto control de la Justicia, el Congreso y los servicios de inteligencia.
¿Pero se habría podido orquestar el encubrimiento sin sumar además
la complicidad de la dirigencia comunitaria judía en episodios tan
sensibles internacionalmente como lo fueron los más grandes atentados
antisemitas en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial? ¿Y
sin el visto bueno norteamericano e israelí? Decididamente, no. En estas
páginas pondremos en evidencia suficientes motivos para justificar
gigantescas maniobras de distracción como las que se perpetraron.
El concepto de «víctimas» encierra en este caso realidades muy
diferentes. Bajo la misma investidura se encuentran madres y padres
desolados, amas de casa castigadas por la pérdida atroz y sorpresiva,
chicos que han crecido sin sus padres o abuelos, y todos los que fueron
dañados con el injusto duelo eterno por sus seres queridos, sin haber
buscado ocupar ningún rol público. Pero también aparecen como víctimas
los dirigentes, representantes de las entidades agredidas. ¿Lo son? ¿Lo
fueron alguna vez?
En la Argentina, representar a los más débiles ha demostrado ser, en
muchas ocasiones, un excelente negocio. Sindicalistas millonarios a costa
de la entrega de los trabajadores, punteros de organizaciones políticas
que acaparan en provecho propio la ayuda social, parlamentarios que
cotizan su voto han sido notas comunes de nuestra realidad nacional.
Realidad a la cual la comunidad judía no ha sido ajena.
Una palabra densa sobrevuela la investigación de las matanzas: traición.
No es lo mismo ser engañado —o incluso dejarse engañar— por los
encubridores, que participar activamente con ellos. Los familiares de las
víctimas de los atentados asumieron distintos caminos en la búsqueda
de verdad y justicia, muchas veces discordantes ante el accionar oficial,
por lo cual no hubo una actuación conjunta. Pero quienes conocían los
secretos del poder, y negociaron con él, fueron las máximas autoridades
de la comunidad judía, en el caso de la mutual judía, y del Estado de Israel,
en el caso de la embajada.
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