Page 5 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Introducción




        Nadie espera que los criminales contribuyan al esclarecimiento de los

        delitos en los que participan. Por el contrario, su actividad tendiente

        a ocultar o desviar rastros que los incriminan es habitual, natural y

        previsible. Lo que resulta en cambio escandaloso es que representantes
        de las víctimas intervengan activamente en el encubrimiento de la verdad.

        Una situación así debería suscitar asombro y perplejidad. Y generar

        numerosos interrogantes. Con mucha más razón si —como ocurrió tras

        el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA)— en ese
        engañoso emprendimiento se articulan dirigentes de la comunidad

        judía, miembros del gobierno y de sus servicios de inteligencia, policías

        corruptos y agentes de países extranjeros. ¿Cómo es posible? ¿Por qué

        motivo el liderazgo judeoargentino sistemáticamente se ha alineado con
        los principales acusados de encubrimiento? ¿Qué es lo que los ciudadanos

        comunes no deberíamos conocer? Éstas son algunas de las inquietantes

        preguntas que dieron origen a este libro, cuyo eje argumental permite

        evocar uno de los personajes literarios que más aplicaciones políticas
        ha tenido en todo tiempo y lugar: el Fausto. La historia de Fausto fue

        publicada por primera vez en 1587 por el librero alemán Johann Spies.

        El protagonista, teólogo y practicante de magia negra, invoca al diablo

        para tratar de ponerlo a su servicio. Para ello, realiza un pacto con
        Mefistófeles, demonio súbdito del diablo, que accede a darle a Fausto

        conocimiento sobre todo aquello que se le ocurra durante veinticuatro

        años. Pasado ese lapso, su alma pertenecería al diablo. En ese período,

        Fausto alterna entre el goce y el arrepentimiento, sin poder nunca
        salir del pacto, merced a las amenazas y presiones del diablo. Tras los

        veinticuatro años, Fausto muere de forma violenta y es llevado al infierno.

           En la Argentina, llevamos más de veinte años desde el comienzo de

        los tratos que vincularon a dirigentes judíos con políticos corruptos
        y redes de traficantes de armas que suministraron arsenales a los

        sospechosos de haber cometido los atentados contra los blancos judíos,

        representados por esos mismos dirigentes. Pero, a diferencia de Fausto,

        el pacto no persigue ganar conocimiento; consiste en alejarlo, en que





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