Page 6 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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no sepamos. Esta es entonces la historia de un drama que continúa. Y

        de acuerdos espurios que aún no se quebraron. Al perpetrarse los

        atentados a la embajada de Israel y la AMIA, este autor alternaba tareas

        de su profesión de abogado con la dirección de un periódico del ala

        progresista de la comunidad judía, Nueva Sión. Y desde su comienzo, a
        fines de 1994, formó parte de la dirección de noticias de la desaparecida

        señal de TV Alef Network, de la cual uno de sus accionistas se convirtió

        pronto en dueño excluyente: Rubén Beraja, titular del Banco Mayo y
        presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA)

        en esa agitada etapa. La férrea censura que rápidamente impusieron

        Beraja y sus colaboradores en el único canal de cultura judía fuera

        de Israel —en particular respecto a la temática de los atentados en la

        Argentina— resultó sorprendente, pero aún entonces inexplicable. Esa
        irrazonabilidad fue el punto de partida para la larga indagación cuyos

        resultados aquí se presentan.

           Lo cierto es que, paso a paso, se fue concatenando una larga serie de
        episodios protagonizados por el establishment de la comunidad judía,

        hechos que pueden tomarse como mojones y ser unidos mediante una

        línea imaginaria. La dirección de esa línea muestra un sentido muy claro,

        contrario al esclarecimiento de lo ocurrido con la investigación de los

        atentados.
           Esta anómala situación, donde un sector de «víctimas» se niega a

        habilitar el conocimiento de las maniobras de encubrimiento, indica la

        existencia de secretos inconfesables, y supo despertar la curiosidad que
        antecede cada una de estas páginas.

           El pacto «faustiano» pudo haberse explicado por los negocios del Banco

        Mayo, presidido —como ya se señaló— por el titular de la DAIA, Rubén

        Beraja, con el gobierno de Menem. Pero ¿por qué entonces persisten el

        silencio y la complicidad, cuando el banco no existe más y cambiaron
        los dirigentes, tanto a nivel nacional como comunitario? ¿Por qué las

        instituciones judías insisten en proteger a los acusados de encubrimiento

        respecto de los atentados? ¿Por qué los Estados Unidos presionaron para
        que no se indagara sobre las irregularidades de la investigación? ¿Y por

        qué Israel apoyó el silenciamiento de la mecánica de lo ocurrido? El Banco






     Introducción                                    • 2 •                        Brindando sobre los escombros
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