Page 9 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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internacional que la vienen conmoviendo con violencia a partir de los

        años noventa. Desde los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA,

        hasta los escraches y manifestaciones ante entidades o personalidades

        judías por los sucesos de Oriente Medio, la comunidad se ve expuesta a un

        importante nivel de protagonismo, mientras las contradicciones internas
        se multiplican.

           Como efecto secundario, las masacres de 1992 y 1994 dieron lugar a

        numerosas muestras de solidaridad y de compromiso, pero también
        desnudaron miserias y pujas de poder. Y, entre tantas otras derivaciones,

        fueron configurando el actual modelo de conducción política y de

        relación con las autoridades nacionales y con el resto de la sociedad,

        poco representativo para decenas de miles de judíos argentinos que

        no participan en las instituciones centrales. No obstante, la voz oficial
        de la comunidad pertenece a estas entidades.

           La AMIA y la DAIA tienen asignado un rol principal en el reclamo

        de verdad y justicia por el atentado que destruyó la sede central de la
        comunidad. Reclamo de esclarecimiento que, a diferencia de atentados

        terroristas perpetrados en otros países, permanece insatisfecho, en

        particular respecto de los autores materiales. El argumento de la sorpresa

        no es admisible cuando dos años antes había ocurrido otro ataque

        terrorista. No se trató de mera impericia, sino de una decisión política de
        no saber. Ya es hora de preguntarnos por qué en la Argentina se ocultó

        todo por tantos años.

           Esta lacerante pregunta está en el centro de la soterrada polémica que
        emerge al indagar sobre las causas de la impunidad de los atentados

        de los noventa en la Argentina, los que se llevaron la vida de más de un

        centenar de personas y dejaron un gran número de heridos y mutilados,

        tanto física como psicológicamente.

          Veinte años pasaron del ataque a la embajada de Israel y dieciocho de
        la voladura de la AMIA, y lo único indiscutible y comprobado ha sido la

        existencia de una deliberada y muy efectiva voluntad de tapar lo ocurrido.

        ¿Por qué?
           La destrucción de pruebas, el sembrado de pistas falsas y la prohibición

        de investigar a ciertos personajes involucrados en la trama criminal






     Brindando sobre los escombros                   • 5 •                                         Introducción
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