Page 143 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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con representantes iraníes el envío de cereales para Irán y de armas para
los musulmanes de Bosnia, en violación al embargo de la ONU. También
[72]
hubo gestos destinados a gratificar a poderosos sectores del mundo
islámico, como la llamativa donación a Arabia Saudita de un terreno de
un valor superior a los veinte millones de dólares en pleno Palermo para
erigir la mezquita más grande de América latina. [73]
Según la acusación del fiscal Alberto Nisman en la investigación
del ataque contra la AMIA, «la elección de este atentado se realizó en
una reunión de seguridad máxima del Estado, bajo la presidencia de
Rafsanshani el sábado 14 de agosto de 1993», de donde habría surgido
la directiva para la rama de operativos en el exterior de Hezbollah. Con
todas las dudas que generan sobre este tipo de dictámenes y los informes
de inteligencia de diversos países que nutrieron la investigación de los
atentados, así como las dificultades para judicializarlos y darles pleno
valor probatorio, lo cierto es que si se imputa a Hezbollah no puede
hablarse de ella como una organización ligada sólo a Irán, respecto de
la cual Siria no tiene involucramiento alguno. Sin embargo, ello fue una
constante mientras Carlos Menem continuó en el poder, con el apoyo de
Israel y los Estados Unidos.
En el libro Mossad, la historia secreta (1998), el periodista Gordon
[74]
Thomas refiere la reacción del mítico organismo de inteligencia israelí al
producirse la voladura de la embajada de Israel en la Argentina. El equipo
que viajó a Buenos Aires para inspeccionar las pistas del atentado envió
informes muy críticos al titular del Mossad, mencionando relaciones
[72] Walter Goobar, en Buenos Aires Económico, del 22 de marzo de 2010, señala que una de
ellas tuvo lugar en la sugestiva fecha del 17 de marzo de 1993, en el primer aniversario
del atentado a la embajada.
[73] Menem impulsó la donación del valioso terreno —ubicado en Avenida del Libertador y
Bullrich—, tras prometerle el regalo al rey Fahd de Arabia Saudita durante una visita
a su corte en mayo de 1992. Para ello, tres meses después, el entonces intendente
porteño Carlos Grosso declaró las tierras «innecesarias para la acción de gobierno», a
fin de poder cederlas gratuitamente. La donación se llevó a cabo oficialmente en 1995
con una ley del Congreso, votada por el justicialismo con la oposición del Frepaso, y
con un posterior decreto reglamentario firmado por el mismo Menem.
[74] Ediciones B Argentina SA, 2001 para Javier Vergara Editor.
Brindando sobre los escombros • 139 • 3. Y en eso llegó Menem