Page 217 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Un año después, en su discurso de Navidad de 2005, el presidente

        de Venezuela, Hugo Chávez, dijo: «El mundo ofrece riqueza a todos.

        Sin embargo, minorías como los descendientes de los que mataron a

        Cristo se han convertido en los dueños de la riqueza del mundo». Las

        reacciones que despertaron sus palabras, encuadradas como antisemitas,
        fueron relativizadas con interpretaciones dirigidas a explicar que en

        realidad Chávez se refería al «imperialismo», siendo algunas de tales

        justificaciones arrimadas por el propio progresismo judío. En ese mismo
        año, Ahmadinejad llegaba al gobierno en Irán y comenzaba su intimidante

        prédica antisemita y antisionista.

           Con el correr de los meses, y a medida que Venezuela estrechaba

        relaciones con Irán y que las tensiones de Oriente Medio se trasladaban a

        Latinoamérica, las expresiones del líder venezolano irían cobrando mayor
        virulencia.

          En agosto de 2006, en declaraciones a la cadena árabe Al Jazeera,

        Chávez comparó los bombardeos israelíes en el Líbano en el marco del
        enfrentamiento con Hezbollah con la masacre perpetuada por los nazis

        en el Holocausto. «Ellos (los israelíes) están haciendo lo que Hitler

        hizo contra los judíos», declaró Chávez. Poco después, en comentarios

        pronunciados en su programa dominical de televisión y radio Aló

        Presidente, Chávez condenó nuevamente los ataques de Israel en el
        Líbano y acusó al Estado judío de ser culpable del ‘‘nuevo Holocausto’’. La

        relativización de la Shoah es un tópico preferido por los iraníes, así como

        por los negacionistas del mundo entero. A ningún otro conflicto —de los
        numerosos existentes en el mundo— los movimientos políticos que se

        manifiestan contra Israel aplican este calificativo de «Holocausto». Ni

        siquiera respecto de matanzas colectivas e intencionales de decenas

        de miles de personas por su pertenencia étnica o religiosa, verdaderos

        genocidios como el de Darfur en Sudán. En este último ejemplo, al ser
        perpetrado por un régimen islámico, su denuncia no sirve a los fines

        buscados por las agrupaciones proiraníes y no es siquiera mencionado.

        Tampoco lo son las masacres perpetradas en Siria por el régimen de la
        familia Al Assad.









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