Page 214 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Entre quince y veinte agresores salieron en su mayoría de una boca de

        subterráneos en las inmediaciones de Avenida de Mayo y Bolívar. Eran

        cerca de las cuatro de la tarde y el acto se desarrollaba tranquilamente,

        con un público que no superaba las quinientas personas, entre ellas

        ancianos y niños. En el escenario se leían poemas sobre Buenos Aires
        en castellano y en hebreo, cuando irrumpieron los atacantes y fueron

        directamente a romper instalaciones y a golpear, a la usanza de los

        pogroms rusos. Los escasos policías que controlaban la zona no
        intervinieron mientras sucedía la golpiza que provocó heridos y pánico,

        por lo cual fue la reacción de personas del público —que contestaron a

        puño limpio y corrieron a algunos de los agresores— la que neutralizó la

        acción, posibilitando largos minutos después efectuar cinco detenciones.

        Los atacantes huyeron por Avenida de Mayo, en dirección a 9 de Julio,
        escapando de algunos que los corrían. Según aseguró el presidente de la

        DAIA, Aldo Donzis, recién allí intervinieron los pocos policías que estaban

        custodiando el acto. Fueron los policías que cuidaban justamente la
        embajada de Israel, que está en Avenida de Mayo y Chacabuco, quienes

        cerraron el paso a los que huían y facilitaron la tarea de los policías y los

        civiles que participaban de la persecución. En esa esquina detuvieron a

        tres varones y a una mujer. Y sobre Chacabuco, casi llegando a Hipólito

        Yrigoyen, lograron arrestar al joven que llevaba un nunchaku, arma usada
        en artes marciales. Los demás escaparon.                [9]

          Después de los incidentes, continuaron los números artísticos en el

        escenario, con danzas folklóricas y el dúo de música klezmer de César
        Lerner y Marcelo Moguilevsky.

          Fuera de los golpes, las lesiones y las amenazas, el juez destacó que

        los panfletos que los agresores arrojaron a su paso llevaban, además

        de críticas a Israel, una esvástica «que, en este siglo, tras los horrores





           [9]  Los apresados fueron Leonardo del Grosso —compañero de militancia e incidentes

             del líder de Quebracho, Fernando Esteche—, Teresa Segovia, Damián Vekelo, Daniel
             Tenzano y Osvaldo Vázquez. Se presentaban como «Frente de Acción Revolucionaria»
             (FAR), y algunos de quienes pudieron ser identificados pertenecían al Movimiento

             Teresa Rodríguez. Además de palos y algún nunchaku, testigos presenciales también
             refirieron la presencia de un revólver y un cuchillo.



     6. La comunidad judía ante las amenazas […]   • 210 •                        Brindando sobre los escombros
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