Page 200 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Canicoba Corral, avalaba el pedido efectuado por la fiscalía, se expedirían
los pedidos de extradición correspondientes. Miembros del gobierno
de Irán amenazaron a su vez con pedir la captura de los funcionarios
judiciales argentinos como represalia, bajo imprecisos cargos de lesión al
honor de los iraníes imputados.
En septiembre de 2009, la presidenta Cristina Kirchner reiteró ante
la Asamblea de las Naciones Unidas la exigencia de que Irán colabore
con la Justicia argentina, mientras a pocos metros la escuchaban los
familiares del atentado a la AMIA, Olga Detgiar, Sergio Burstein y Daniel
Komarovsky, y el titular de la entidad judía, Guillermo Borger. Cristina
Kirchner mencionó que Irán no sólo no colaboró sino que «uno de los
funcionarios, cuya extradición era solicitada por el fiscal que interviene
en la causa, fue ascendido al grado de ministro», en alusión a Ahmad
Vahidi, nombrado en Defensa. Cristina además afirmó en el máximo foro
internacional que, seguramente, Ahmadinejad en su discurso volvería «a
negar tragedias históricas que Occidente ha sufrido durante el siglo xx;
invocará la amenaza de otros imperialismos y también invocará a
Dios». Y, dirigiéndose directamente a él, dijo que ninguno de los dos
creía que Dios pudiera obligarlos «a proferir amenazas o a no cumplir
con la Justicia». «Voy a volver a reiterar ese pedido de lograr que los
funcionarios a los cuales la Justicia argentina les asigna responsabilidad
puedan ser extraditados para ser juzgados», finalizó. Además, y en
atención al persistente negacionismo del Holocausto y al tono provocador
del líder iraní, la presidenta argentina instruyó a los funcionarios de la
delegación que se retiraran del recinto cuando hablara Ahmadinejad. Lo
mismo hicieron las representaciones de los Estados Unidos, Alemania,
Francia, Israel, Canadá e Italia. Escenas similares se reiterarían en
2010, produciéndose un giro en 2011, según ya mencionamos, cuando el
embajador Argüello permaneció en su silla.
Pese a los reclamos y denuncias, la penetración iraní en nuestro país
persiste, de la mano de la generosa «revolución bolivariana».
Los tratos con terroristas, y las «políticas de apaciguamiento» que
estuvieron en boga en los noventa, no garantizan inmunidad a los
atentados o a los conflictos mundiales. Por el contrario, facilitan su
5. AMIA y Lockerbie • 196 • Brindando sobre los escombros