Page 195 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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El concepto de «guerra asimétrica» es sustentado abiertamente

        por ideólogos proiraníes, y puede encontrarse en plena etapa de

        implementación de su infraestructura de apoyo, con el propósito de

        enfrentar a los Estados Unidos en su «patio trasero» latinoamericano y

        de trasladar cualquier enfrentamiento bélico con Israel o Norteamérica
        a estas tierras, con la ya probada posibilidad de golpear con operaciones

        terroristas en sectores civiles vulnerables. Entre ellos, los identificados

        con el Estado judío por razones culturales, religiosas, sociales o
        familiares. Asimismo, resulta claro que Irán busca respaldarse en

        América latina en su disputa con los principales países de Occidente

        sobre sus planes, no reconocidos, dirigidos a obtener armas nucleares.

        Venezuela y Cuba fueron, junto con Siria, los tres únicos países que

        apoyaron el programa nuclear iraní en la votación de febrero de 2006
        en la Agencia Internacional de Energía Atómica de Naciones Unidas.

        Tras esa primera gira de Ahmadinejad por la región, Irán ganó nuevos

        apoyos, entre los cuales el de Brasil fue el más relevante en el tablero
        internacional aunque, según aclaró Lula, su respaldo era hacia un

        programa nuclear que respetara fines pacíficos y acatara los acuerdos

        internacionales. Posteriormente, Lula realizó una gestión con el

        presidente iraní, tras la cual anunció haber solucionado la crisis nuclear

        con un supuesto compromiso de Irán para uso pacífico bajo normas
        consensuadas. Pero, semanas después, las tensiones entre Irán y los

        organismos internacionales abocados al control nuclear continuaron

        como antes, con denuncias cruzadas.
          La visita del polémico líder iraní generó marchas de protesta en Río de

        Janeiro bajo la consigna: «Brasil: ¿qué invitado es ése?». Según destacó

        la prensa brasileña, la manifestación fue organizada por agrupaciones

        judías, instituciones contra el racismo, organizaciones de defensa de los

        derechos de las mujeres y de los derechos de los homosexuales, grupos
        religiosos, así como ambientalistas, todos los cuales cuestionan un

        régimen que contempla penas de lapidación y latigazos, discrimina a

        las mujeres y a las minorías religiosas, castiga con pena de muerte la
        homosexualidad, aplica rigurosa censura hasta en Internet, persigue a

        opositores políticos y realiza ejecuciones sumarias, incluso de menores.






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