Page 86 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Menem, Irán y Montoneros


        A lo largo de 1988, la revista Jotapé, que dirigía Rodolfo Galimberti desde
        la semiclandestinidad, encabezó una decidida campaña de apoyo a la

        candidatura de Carlos Saúl Menem para la presidencia de la Nación. Al

        mismo tiempo desató una abierta embestida antisemita que motivó una

        expresa desautorización del entonces presidente del Consejo Nacional del
        Partido Justicialista (PJ), Antonio Cafiero.

          El número de julio de 1988 de Jotapé tenía en su tapa un dibujo de un

        monstruo con galera del FMI, las banderas inglesa y norteamericana,

        una hoz y un martillo y, en el centro, una estrella de David con la leyenda
        «Sionismo S. A.», mientras unos gorilas le entregan al engendro un cajón

        con monedas y billetes. En su interior, numerosos artículos criticaban

        «la propaganda sionista» y una página era dedicada a la apología de

        un combatiente palestino, con el título: «Hermano Abu Yihad: Hasta
        la Victoria». En la biografía del líder guerrillero abatido, decía Jotapé:

        «se eleva la figura del jefe revolucionario, del conductor militar, del

        combatiente antisionista». Se dedicaba otra página a criticar la cobertura

        del hecho por parte de Página/12 y a advertir sobre la peligrosidad de la
        actuación del Mossad en nuestro país.

          El mismo número incluía un mensaje del representante de la OLP en

        México, que recordaba que «hace veinte años, algunos compañeros de la

        Juventud Peronista (Galimberti, Osatinsky, González Jansen, etc.) nos
        hicieron conocer el peronismo y establecieron una relación fraternal

        entre nuestro movimiento de liberación y los revolucionarios argentinos».

        El editorial de la revista ponía como ejemplo a seguir la opción tomada

        por la Alemania de Weimar, humillada por la derrota de la Primera
        Guerra: «Eso determinó que el discurso de unidad nacional levantado por

        Adolfo Hitler planteara al pueblo alemán una causa por la cual superar los

        antagonismos que dividían a aquella sociedad».

          La virulenta prédica de esta publicación ligada a Galimberti generó
        preocupación en diversos sectores de la comunidad judía, que este autor

        puso de manifiesto en Nueva Sión. Por su parte, el periodista Ernesto

        Tenembaum, por entonces secretario de redacción de dicho medio,








     3. Y en eso llegó Menem                        • 82 •                        Brindando sobre los escombros
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