Page 130 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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luego del atentado a la AMIA, serían asignadas para colaborar con la

        investigación.

          El capitán de navío retirado Horacio Carlos Debernardi asumió la

        representación de los musulmanes bosnios para la compra de armas

        en la Argentina desde septiembre de 1992. Debernardi había sido
        vicepresidente de EDESA, la empresa creada por el genocida Emilio

        Eduardo Massera para la compraventa de armamento, y mantenía tratos

        con Al Kassar y con el capitán de navío retirado Horacio Estrada, también
        involucrado en el tráfico ilegal de armas.

          Estrada fue un represor de la dictadura militar, jefe del grupo de tareas

        de la ESMA, que en agosto de 1998 apareció misteriosamente suicidado

        de un tiro en la sien izquierda, aunque era diestro. Tuvo un rol destacado

       —con acusaciones de quedarse con parte del dinero— en la adquisición
        de aviones y armas para la Guerra de Malvinas, particularmente en

        Israel, donde residió dos años y llegó a vincularse sentimentalmente con

        una secretaria del ex primer ministro Yitzhak Rabin. Como parte de las
        investigaciones realizadas tras estallar el escándalo del contrabando de

        armas se examinaron las agendas de Estrada, donde figuraban, además

        de conocidos militares y traficantes, Moshe Ben Shoam, de la fábrica de

        armas Salgad International, y la embajada de Israel en Buenos Aires. El

        represor Estrada, de profundos vínculos con la industria armamentísitica
        israelí y con el tráfico ilegal de armas, mantenía tratos con el militar

        argentino Debernardi, que representaba a los musulmanes bosnios

        asistidos por Irán. Previsiblemente, ni Israel ni la querella oficial de la
        causa AMIA manifestaron el menor interés en revisar ese tipo de vínculos.

          En este sentido, resulta igualmente inconcebible que las fuerzas

        de seguridad y del servicio de inteligencia argentino —que luego

        «investigarían» los atentados— desconocieran la notable circulación de

        armas y explosivos en la que participaban tantos factores nacionales e
        internacionales. Por el contrario, los investigadores sabían qué era lo que

        no debían investigar.

           Según los fundamentos de la causa por el contrabando de armas:
                 La defensa oficial de Luis Eustaquio Sarlenga sostuvo que

                 los decretos firmados por el expresidente Menem a partir del






     3. Y en eso llegó Menem                       • 126 •                        Brindando sobre los escombros
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