Page 133 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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reputación de la República de Croacia y el bienestar de sus ciudadanos».

        El promotor de las distinciones fue nada menos que el expresidente

        croata Stjepan Mesic, quien tuvo un papel central en la guerra por la

        independencia de Croacia a partir de mediados de 1991.                    [57]

          Durante esa contienda bélica, la diáspora croata en la Argentina
        tuvo un rol fundamental en la obtención de armas, algunas de cuyas

        derivaciones culminaron con el encarcelamiento de Carlos Menem y su

        cuñado Emir Yoma por la ilegalidad de las operaciones, que incluyeron
        la sustracción de elementos del Ejército y de Fabricaciones Militares y

        el enriquecimiento de funcionarios del gobierno. Fuera de ello, resulta

        notable el entramado que quedó en evidencia en este caso, entre

        mercaderes de armas menemistas y algunos criminales de guerra nazis

        croatas, que llegaron al país gracias a documentos extendidos por
        orden de Juan Domingo Perón.  Entre los refugiados se encontraba
                                                  [58]
        Ante Pavelic, asesor de seguridad del mismo Perón. Cuando el ejército

        del Tercer Reich invadió Yugoslavia en 1941, los alemanes diseñaron
        un Estado croata-nazi al servicio del eje y al mando de Pavelic y sus

        «ustachas». El jefe croata promulgó numerosas leyes antisemitas y abrió







          [57]  Durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania, Italia, Hungría y Bulgaria ocuparon
             Yugoslavia y se dividieron el territorio. Con la derrota de los nazis en 1945, Yugoslavia
             fue proclamada República Federal bajo el liderazgo del mariscal Tito. Las autoridades
             intentaron crear un sistema federal dentro del marco comunista que solucionara
             el añejo problema pero, a pesar de que se mantuvo el statu quo, las rivalidades y

             las desigualdades continuaron. Durante ese período los croatas se consideraron
             víctimas de discriminación por parte de un gobierno dominado por los serbios. Con la
             desintegración de la Unión Soviética, en mayo de 1990 convocaron a elecciones libres,

             y el 25 de junio de 1991, tras un año de debates y negociaciones con el gobierno federal,
             Croacia —al igual que harían Bosnia-Herzegovina, Eslovenia y Macedonia— declaró su
             independencia, que fue rápidamente reconocida por la Argentina. La población serbia
             de Croacia expresó a su vez la intención de separarse de este país. En julio de ese
             mismo año, unidades paramilitares serbias y federales atacaron Croacia y ocuparon

             una tercera parte de esta república, con un alto costo de vidas humanas y con prácticas
             de «limpieza étnica» que horrorizaron al mundo.
          [58]  Para un análisis exhaustivo del tema, véase Uki Goñi, La auténtica Odessa (Buenos

             Aires, Paidós, 2002), una rigurosa y muy documentada investigación sobre el ingreso
             de nazis en la Argentina.



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