Page 161 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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de esa zona, temas que dominaba muy bien por sus investigaciones

        previas sobre las bandas policiales de secuestradores, como la de los

        hermanos Ahmed. Además, cargó las tintas sobre ciertos agentes de la

        SIDE a los que conocía y dijo haber identificado en algunas filmaciones

        de los instantes posteriores al ataque a la AMIA. El programa comenzaba
        con la lectura por quien esto escribe de un tramo de un informe firmado

        por los máximos referentes en Contraterrorismo de la Cámara de

        Representantes de los Estados Unidos, que ya en 1994 involucraba no
        sólo a Irán sino también a Siria, tanto en la decisión como en la ejecución

        del atentado, lo que incomodó al entonces abogado de la DAIA presente

        en el estudio, Rogelio Cichowolski. Este último asistió al programa en

        lugar de Beraja, quien prefirió no participar por supuestos problemas

        de agenda. Cichowolski admitió que conocía la existencia de ese
        informe, pero relativizó su importancia señalando que por el momento

        no tenía sustento probatorio. Nunca llegaría a tener tal sustento, por

        cuanto, según destacó en 2009 la Cámara Federal, tanto el Juzgado de
        Galeano como los fiscales y los querellantes de las instituciones judías se

        abstuvieron de impulsar prueba alguna para avalarlo. Esa omisión es una

        de las muchas imputaciones contra los partícipes del encubrimiento.

          La difusión de ese programa especial —que fue presentado como «¿Por

        qué la impunidad?»—, en el que por primera vez en la televisión nacional
        se apuntaba hacia el encubrimiento de la pista siria, determinó el fin de

        los ciclos de investigación periodística en el canal por orden de Beraja,

        que poseía el control accionario de la empresa televisiva. Hoy se sabe
        que el 5 de julio de 1996, justo unos días antes del programa, el equipo

        de encubridores le había pagado al reo Telleldín los primeros doscientos

        mil de los cuatrocientos mil dólares que cobraría para imputar de

        participación en el atentado a un grupo de policías bonaerenses y desviar

        la investigación. Según tuvieron por acreditado el juez federal Ariel
        Lijo y la Cámara Federal de Apelaciones, dicho trato ilegal encabezado

        por el juez Galeano y la SIDE —efectuado con el fin de mostrar un falso

        esclarecimiento— fue realizado con conocimiento y consentimiento
        del presidente de la DAIA, Beraja, y de los entonces fiscales Müllen y









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