Page 173 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
P. 173

y de quienes lo acompañaron en la conducción comunitaria en los

        controvertidos años noventa, sumando nuevamente a la cooptada AMIA.

        Y, en ese empeño, se niega a facilitar el conocimiento de las oscuras

        negociaciones sostenidas con el gobierno de Menem, que determinaron

        la impunidad reinante. Su propia actitud renuente es la que torna
        sospechosa su historia reciente.

           Cuando en diciembre de 2009 el juez Ariel Lijo corrió vista a las

        querellas para que acusaran y fijaran su posición en el proceso seguido
        por las irregularidades que evidenciaron el encubrimiento del atentado

        a la AMIA, los presidentes de la AMIA y la DAIA (Guillermo Borger

        y Aldo Donzis) con el patrocinio del doctor Miguel Ángel Zechin —

        supuestamente querellantes— presentaron un escrito que la defensa de

        Beraja no hubiera podido redactar mejor. Allí se abstuvieron de acusar
        a los exfiscales Eamon Müllen y José Barbaccia, del exjuez Galeano

        sólo efectuaron un cuestionamiento tangencial, pidieron medidas

        dilatorias para que la causa no llegara a juicio oral y señalaron que en
        la investigación del atentado no hubo conspiración alguna. «En ese tren

        de lanzar acusaciones, que calificamos de perversas, enfermizas y por

        cierto peligrosas, se olvida que la AMIA y la DAIA fueron las víctimas

        directas del ataque», afirman los titulares de las entidades. Sostienen

        los presidentes de las organizaciones judías reactualizando los pactos
        espurios sellados durante el menemismo:

                 Pretender responsabilizar a las instituciones víctimas del

                 ataque por el resultado de la investigación —cualquiera
                 sea éste— supone una inadmisible subversión de los

                 deberes y responsabilidades propias de un Estado de

                 derecho. Las víctimas, víctimas son. Y cualquier artilugio

                 que pretenda convertirlas en victimarios debe ser enfática y

                 categóricamente rechazado.
          Y, en lo que parece una velada amenaza a otros dirigentes de aquellos

        años, expresan:

                 El señor Beraja representaba y actuaba en nombre de toda
                 la dirigencia comunitaria. Lo que él sabía, lo sabían todos

                 los dirigentes de las instituciones, a los cuales mantenía






     Brindando sobre los escombros                 • 169 •                                           4. El teatro
   168   169   170   171   172   173   174   175   176   177   178