Page 181 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Pero aclaró:

                 Ese diálogo debe ser constructivo, que debe ser un diálogo

                 sincero y que debe tener resultados para poder ser creíble y

                 no ser entendido como una maniobra dilatoria o distractiva.

          Asimismo, le indicó al embajador argentino ante Naciones Unidas,
        Jorge Argüello, que debía permanecer en el recinto mientras Ahmadinejad

        hablara, a diferencia de lo actuado años anteriores. Así lo hizo, ante la

        retirada de gran cantidad de delegaciones que se marchaban antes de
        escuchar los habituales improperios del líder iraní sobre el Holocausto,

        los muertos en las Torres Gemelas y las conspiraciones de Satán. En

        medios políticos y periodísticos argentinos quedó planteado el debate

        acerca de la legitimidad de entablar negociaciones con un país como Irán,

        cuyo ministro de Defensa se encuentra acusado de orquestar un ataque
        terrorista en suelo argentino. La discusión ya había asomado un año atrás,

        cuando el gobierno argentino mencionó la posibilidad de un juicio en un

        tercer país, con jueces y normas procesales a coordinar, al estilo del caso
        «Lockerbie»,  y como modo de desparalizar un proceso judicial que no
                         [9]
        encuentra el modo de avanzar. El periodista del diario Perfil sostiene que

        todo esto no es más que la confirmación de sus denuncias. Eliaschev es

        la pluma más relevante con que han contado tanto Beraja como la DAIA.

        Ha sido por años el principal asesor en materia de prensa y difusión de
        la entidad, y colaboró en la organización de varios de sus actos. Cuando

        Beraja cayó preso, en una carta publicada en La Nación el 8 de febrero

        de 2004, señaló que «muchos que de él recibieron apoyo y confort, hoy
        se callan la boca. Yo no». Al cumplirse trece años del atentado a la AMIA

        escribió en Perfil:

                 Seguimos entretenidos con los cuatrocientos mil pesos

                 pagados a un informante, mientras que los terroristas ya

                 deben tener nietos. Mucha gente se engaña, e incluso hasta
                 los propios familiares de las víctimas de la AMIA parecen

                 confundidos. Renunciar a la centralidad del hecho, para

                 entretenerse con complicidades en todo caso menores y






           [9]  Véase el capítulo siguiente, «AMIA y Lockerbie».



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