Page 186 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Ibrahim—, Interfor completó su extenso y detallado informe para Pan Am,
cuyos términos pusieron los pelos de punta al gobierno norteamericano:
Monzer Al Kassar había estado comandando una extensa red de tráfico
de armas y drogas a través de varios países, con cabecera en Frankfurt,
donde actuó con consentimiento de un cerrado grupo interno de la CIA.
Este acuerdo tenía como contraprestación obtener, con la intervención
de Al Kassar, la liberación de rehenes norteamericanos secuestrados
en el Líbano, poniendo fin a la tremenda odisea del largo cautiverio,
movida que se esperaba repercutiera en las elecciones presidenciales
estadounidenses de noviembre de 1988. Al Kassar, entre otras cosas, ya
había participado con Oliver North en el bochornoso envío de armas a
los Contras. Durante el arreglo Irán-Contras recibió una suma millonaria
de una compañía suiza controlada por el empresario Albert Hakim y el
general retirado de la fuerza aérea Richard Secord.
Según el reporte de Interfor, Al Kassar tuvo también intervención como
«mediador» en un exitoso operativo en Oriente Medio, impulsado por
Francia en mayo de 1988, de intercambio de armas por rehenes franceses.
Interfor refiere que el plantel de la CIA con sede en Alemania Occidental
quiso repetir el operativo francés de liberación de rehenes para salvar a
los prisioneros norteamericanos cautivos en el Líbano —favoreciendo a
George Bush—, a cambio de proteger a Al Kassar en el tráfico de drogas
desde Frankfurt hasta los Estados Unidos.
Además, según informó NBC News el 30 de octubre de 1990, vuelos
de Pan Am provenientes de Frankfurt, incluido el 103 de la tragedia,
fueron tomados en repetidas oportunidades por agentes de la DEA como
parte de operaciones encubiertas: llevar infiltrados y cargamentos
de heroína a Detroit para apresar dealers. El reporte de la cadena
televisiva también reveló que la DEA manejaba la posibilidad de que un
hombre joven domiciliado en Michigan hubiera llevado consigo a bordo,
inadvertidamente, la bomba, creyendo transportar droga. Su nombre:
Khalid Jaafar, el mismo al que había llegado el FBI y al que la DEA conocía
muy bien. El informe de Interfor lo menciona como courier de Al Kassar y
señala que de ningún modo tenía el perfil del mártir suicida.
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