Page 193 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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de la detonación de las minas y, así se puedan llevar a sus

                 tumbas.

          En la biografía sobre Ahmadinejad escrita por el politólogo y escritor

        alemán Matthias Küntzel,  el autor destaca que el sacrificio de los basiji
                                           [3]
        («los movilizados», plural de basij) fue espantoso, y todavía hoy es motivo
        de creciente orgullo. Desde el fin de las hostilidades con Irak en 1988, los

        basiji han aumentado en número e influencia. Han desplegado, sobre

        todo, una brigada contra el vicio, para hacer respetar las leyes religiosas
        en Irán, y su elite de «unidades especiales» se utiliza como grupos de

        choque contra fuerzas antigubernamentales. Durante 1999 y 2003, por

        ejemplo, se usó a los basiji para suprimir disturbios estudiantiles. Y, en

        2005, integraron el núcleo de la base política que lanzó a la presidencia

        a Mahmud Ahmadinejad. El periódico alemán Frankfurter Allgemeine
        publicó la entrevista con un orgulloso veterano iraní de aquella guerra, en

        la que contaba: «Los niños destruían las minas con sus cuerpos. Era una

        especie de carrera entusiasta. Incluso sin órdenes de sus comandantes,
        cada uno quería ser el primero en explotar».  Se estima que en la
                                                                   [4]
        actualidad existen miles de adherentes a estos escuadrones suicidas.

          Esa mentalidad hoy se encuentra al comando de una nación, y puede

        llevar al mundo al despeñadero.

          Mahmud Ahmadinejad realizó una polémica declaración a finales
        de 2005, el año de su asunción como presidente, ante una multitud de

        estudiantes iraníes en Teherán, en una conferencia titulada «Por un

        mundo sin sionismo» (contando con la presencia de los dirigentes del
        Hamás, los embajadores de Siria y altos cargos de la Autoridad Nacional

        Palestina). Allí manifestó abiertamente que el Estado de Israel debía

        ser borrado del mapa y que la nación musulmana no permitirá a su

        enemigo histórico vivir en su propio corazón. A partir de ese momento,

        en innumerables ocasiones expresó sus intenciones genocidas y su
        visión apocalíptica del porvenir, incluso en foros internacionales,

        declaraciones a las que se irían sumando otros altos miembros del




           [3]  Matthias Küntzel, «Letras Libres», mayo de 2007.

           [4]  Marcos Aguinis, «Pulsión de muerte al desnudo», http://www. aguinis.net/articulos_
             plantilla.php?v=143.



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