Page 20 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Roberto Zaidemberg
Abogado y exvicepresidente de la DAIA, elegido en la gestión de Beraja
para seguir de cerca la causa por el atentado. En los meses de octubre
y noviembre de 1999, junto con la abogada de la DAIA, Marta Nercellas,
llevó al menos en tres oportunidades micrófonos escondidos en su
ropa, para grabar al abogado defensor del detenido policía bonaerense
Bautista Alberto Huici y, luego, a este mismo. Los reiterados operativos
de escuchas ilegales fueron armados por el elogiado comisario Palacios,
en acuerdo con el juez Galeano, y el hecho formó parte de la acusación
de juicio político contra dicho juez. El funcionario de la DAIA, tiempo
después, fue uno de los testigos que se presentaron a declarar a favor de
Galeano para intentar evitar su destitución.
Un año antes de actuar al modo del Superagente 86 junto a «la 99»,
Zaidemberg representaba a la empresa Emprendimientos Turísticos
Internacionales SA. El 7 de abril de 1998, el Banco Mayo, en pleno
proceso de iliquidez, le prestó a la empresa representada por Zaidemberg
y constituida en esos días la suma de 4 800 000 pesos para comprar
acciones de Corrientes Palace SA (sociedad que pertenecía a varios
de los mismos imputados por el vaciamiento del Banco Mayo: Cheb
Terrab, Alegre, Naftali, Duek, Beraja, Liniado y Bigio; este último es el
apellido de soltera de la esposa de Rubén Beraja). Es decir, el banco de
Beraja le prestó a la novísima empresa que manejaba su subordinado
Zaidemberg casi cinco millones de dólares para que comprara acciones
de otra empresa de los Beraja’s boys, apenas meses antes de la caída
del banco. Luego, el 11 de septiembre de 1998, Manfisa SA, también del
grupo Beraja, con dinero recibido una vez más del Banco Mayo, pagó a
Emprendimientos Turísticos Internacionales SA de Zaidem berg otros
5 150 000 pesos por la compra de las mismas acciones. Más de diez
millones de dólares sustraídos del banco, cifras menores en comparación
con los 298 millones que el Banco Central le dio al Mayo entre septiembre
y octubre de 1998 y que rápidamente «desaparecieron» mediante este
sistema antes del derrumbe final.
El espía Zaidemberg, al igual que sus otros compañeros dirigentes, se
indigna porque al investigar el encubrimiento se está «investigando a
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