Page 252 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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similar a las de cemento, y las apila en el hall de entrada al edificio que

        se encontraba en refacciones, sobre el costado derecho, retirándose

        rápidamente. Y que la antigua ascensorista de la AMIA y sobreviviente

        del atentado Luisa Miednik entra en la institución justo para ver cuando

        estaban acomodando las bolsas, «muy limpias, lisitas y todas iguales, no
        como las de cemento», unos siete u ocho minutos antes de la explosión. Y

        que alcanzó a marcar su entrada en el reloj de personal a las 9:49, antes

        de ser sorprendida por el estallido dentro de un baño de la AMIA de
        donde fue rescatada.

           Supongamos… Hagamos de cuenta… que el 18 de julio de 1994, también

        minutos antes de las diez de la mañana, un camión de una empresa de

        volquetes propiedad de un ciudadano de origen libanés nacido en la

        misma aldea en la que vivió y arengó el líder de Hezbollah, Mohamed
        Fadlallah, deposita un volquete superpuesto a otro, y formando un doble

        fondo, junto al cordón de la vereda de la AMIA, pasando apenas el centro

        de la puerta de Pasteur 633, y a su vez carga en el camión el volquete con
        poca cantidad de escombros que era prematuro retirar.

           Supongamos… Hagamos de cuenta… que el operario que baja del camión

        acomoda delicadamente el volquete «vacío», con la vista puesta en la

        recién formada pila de bolsas de «cemento». Pero que no consta en los

        cruces de llamadas que ese volquete hubiera sido pedido, y que, además,
        la firma en el remito de entrega, que el chofer le atribuyó al arquitecto

        Malamud, es falsa al igual que su aclaración.

           Supongamos… Hagamos de cuenta… que el corralón de materiales
        Francisco y José Mazzota SA, que proveía los materiales de construcción

        a la empresa contratista que realizaba las refacciones, la mañana del

        atentado recibió un pedido. Pero que jamás llegó a entregarlo, y no se

        sabe quiénes depositaron la pila de bolsas en el hall de la AMIA. Como

        tampoco se sabe oficialmente si faltaban bolsas con explosivos en los
        cientos de contenedores que se acondicionaban en el puerto para los

        compradores croatas e iraníes.

           Supongamos… Hagamos de cuenta… que los dos policías del patrullero
        que no funcionaba son avisados para que abandonen el área, tal como

        ocurrió el 17 de marzo de 1992 con media docena de policías respecto de la






     Epílogo - No me toquen la historia oficial    • 248 •                        Brindando sobre los escombros
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