Page 34 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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de diario en la boca que aludía al tema de las coimas. A diferencia de

        Dobniewski, su viuda dijo que lo mataron, días antes de la fecha en que

        estaba citado para declarar comprometiendo a otras figuras públicas. El

        periodista del diario La Nación, Jorge Urien Berri, reveló que, antes de

        desaparecer, Cattáneo había estado en el estudio de Dobniewski, y que
        desde allí se realizó un llamado a Presidencia de la Nación. Por esos días,

        las noticias sobre los envíos ilegales de armas a Croacia, Bosnia y Ecuador,

        la detención del extitular de la Dirección General de Fabricaciones
        Militares, Luis Sarlenga, y las acusaciones contra el influyente excuñado

        del presidente, Emir Yoma, de parte de su exsecretaria —y futura

        «suicidada»— Lourdes Di Natale, crearon un clima de gran intranquilidad

        en las oficinas de la Casa Rosada, que obligaba a cerrar filas. Muchas

        puntas vinculaban el tráfico ilegal de armas con los atentados en la
        Argentina, pero ninguno de los abogados de las instituciones judías

        sacaría los pies del plato. No podrían haberlo hecho sin alterar los ánimos

        de su selecta clientela..
           Un dato curioso fue revelado en 1999 cuando comenzó a utilizarse el

        sistema Excalibur de cruces telefónicos en la causa AMIA: Carlos Telleldín,

        imputado como último tenedor de la camioneta Trafic que, se dice, se

        habría utilizado para volar la AMIA, recibió cinco días antes del atentado

        una llamada desde un celular inscripto a nombre de la firma Justice SA
        de Dobniewski. Consultado por el periodista Raúl Kollman de Página/12,

        el abogado explicó: «Nunca ese celular estuvo en mi poder, ni siquiera lo

        tuve en mis manos. Uno de los abogados de la empresa tenía como cliente
        y amigo a un integrante de la banda de Telleldín. A ese hombre el abogado

        le prestó el celular un minuto y llamó a la casa del Enano, como le dicen

        a Telleldín. Lo único que pretenden es usar cualquier cosa en contra mío.

        Nunca tuve relación alguna con Telleldín». El periodista Gabriel Levinas

        sostuvo: «Dobniewski ya conocía a Carlos Alberto Telleldín desde antes
        del atentado; como penalista había resuelto problemas de papeles con los

        autos truchos» y «tiempo atrás había defendido a varios miembros de la

        banda de Telleldín padre, jefe de la inteligencia cordobesa en la época del
        proceso y fundador en Córdoba de la Triple A y del Comando Libertadores

        de América».






     1. La «task force» judía                       • 30 •                        Brindando sobre los escombros
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