Page 54 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Nacional) […] A fines de 1972, un grupo de JAEN hace

                 instrucción militar en el Líbano, siendo encabezado

                 por (NL) «Beto» Ahumada […] En 1974 viajan a el Líbano

                 (además de Argelia) los DD. TT. (Delincuentes Terroristas)

                 Horacio Mendizábal y Galimberti, con un primer planteo de
                 relaciones políticas y cooperación militar (entrenamiento y

                 armamentos de parte de los palestinos).              [16]

          El informe hace hincapié en una planta de exógeno, explosivo plástico,
        que los Montoneros montaron en el Líbano con la cobertura de la OLP.

          A ese mismo tema se refería el periodista Eduardo Barcelona en

        septiembre de 1994, en el diario La Nación, aludiendo a un reporte del

        Segundo Departamento de Inteligencia de Francia, el Deuxième Bureau,

        símil de la SIDE argentina, según el cual está probado que los atentados
        en 1983 contra los cuarteles de los marines en el Líbano —donde

        murieron trescientos hombres, y el que tuvo lugar contra las fuerzas de

        paz de la ONU— fueron realizados a partir de una máquina de exógeno
        desarrollada por los Montoneros en la década de 1970. Barcelona recordó

        que en oportunidad del atentado del 17 de marzo de 1992 contra el edificio

        de la embajada israelí, la gendarmería certificó que la voladura fue con

        exógeno. Y que el Mossad les mostró una foto a los expertos argentinos

        con una máquina de exógeno igual a la que estaba en el «Museo de la
        Subversión» de Campo de Mayo. Propietaria del artefacto resultó la

        milicia proiraní Hezbollah, cuya base principal de operaciones está en el

        Líbano, donde Galimberti intercambió conocimientos. Sin embargo, tras
        el atentado a la AMIA, lejos de ser indagado, el líder montonero vendedor

        de armas y ligado a la embajada de Irán colaboraría con la SIDE en las

        «investigaciones».

          Miguel Bonasso, quien integró la organización Montoneros, le asigna al

        mencionado informe del Batallón 601 asombrosa exactitud.  Considera
                                                                                        [17]
        que abunda en datos sobre la relación militar entre Montoneros y Al

        Fatah, que había sido imprudentemente publicitada en una entrevista







           [16]  Marcelo Larraquy y Roberto Caballero, ob. citada.
          [17]  Miguel Bonasso, «Lo que sabía el 601», Página/12, 25 de agosto de 2002.



     2. Cuando todo comenzó                         • 50 •                        Brindando sobre los escombros
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