Page 61 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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régimen militar. En el caso de Bolivia, importantes narcotraficantes
[23]
se reunieron con Arce Gómez y miembros de los ejércitos argentino y
boliviano el 17 de junio de 1980, para planificar el sangriento golpe del
mes siguiente. [24]
En Nicaragua, la intervención de argentinos e israelíes se remonta
a principios de 1979, con Israel como principal proveedor de armas de
Somoza y la dictadura militar argentina brindándole apoyo con el inútil
fin de evitar su caída. En la vereda de enfrente, un grupo desprendido
del ERP conducido por el argentino Enrique Gorriarán Merlo se sumó
a la ofensiva final de los sandinistas contra Somoza, incorporándose
luego algunos miembros al nuevo gobierno. También los Montoneros
contribuyeron con el ejército sandinista con equipos militares y dinero.
En El Salvador y en Honduras fue también importante la presencia
de asesores militares argentinos y de vendedores de equipos militares
y de comunicaciones israelíes. Pero fue desde Colombia donde las
ramificaciones de esos intereses retornarían a la Argentina de los
noventa y a protagonistas de la causa AMIA.
El Cartel de Medellín:
de las enseñanzas israelíes a la Argentina de Menem
En Colombia se entrelazaron los intereses de los jefes del Cartel de
Medellín con los operativos contrainsurgentes y la obtención de dinero
para financiar los operativos clandestinos de los que participaban
argentinos, israelíes y norteamericanos. Pablo Escobar Gaviria optaría
por requerir el entrenamiento de mercenarios israelíes. Y a su muerte, su
familia sería protegida en la Argentina por el gobierno de Carlos Menem,
con la discreta ayuda de destacados judíos argentinos.
Pablo Escobar, el jefe máximo del Cartel de Medellín, llegó a figurar en
su apogeo en el ránking de la revista Forbes entre los hombres más ricos
del planeta con más de tres mil millones de dólares en aquellos años,
[23] Armony, ob. cit., págs. 145-146. En pie de página cita entrevista con Rogelio García Lupo,
y nota de la revista La Semana del 6 de julio de 1977.
[24] Una grabación de esa reunión fue entregada a la CIA por uno de los argentinos que
estuvo presente, según afirma Michael Levine en La gran mentira blanca, ob. cit.
Brindando sobre los escombros • 57 • 2. Cuando todo comenzó