Page 66 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
P. 66
Si durante los años ochenta los servicios de inteligencia
norteamericanos utilizaron y protegieron a poderosos narcotraficantes
que les permitían financiar sus operaciones encubiertas, hacia
fines de la década los dramáticos efectos de la droga en la sociedad
estadounidense comenzaron a ser considerados una catástrofe nacional.
Con el final de la guerra fría, la desintegración de la Unión Soviética y
el debilitamiento de las agrupaciones armadas vinculadas a ella, las
acciones contrainsurgentes dejaron de ser prioridad. Se produjo un viraje
rotundo, decretándose la guerra al narcotráfico contra antiguos aliados,
cuyos máximos representantes no estaban dispuestos a desmontar el
negocio. Y, menos aún, a ser extraditados a los Estados Unidos. Algunos
de ellos poseían viejos lazos con sigilosos israelíes. El primero en caer fue
el presidente de facto de Panamá, y exprotegido de los norteamericanos,
Manuel Noriega, de fuertes lazos con el Cartel de Medellín, quien fue
derrocado con una invasión y bombardeo estadounidense y se entregó el
3 de enero de 1990 al ejército invasor. Pero mientras fue útil a la política
continental de occidente, gozó de riquezas, privilegios y ayudas de todo
tipo. Noriega había recibido formación militar en Israel y lucía las alas
de los paracaidistas israelíes. Mike Harari, exagente del Mossad, se
convirtió en un personaje importante del régimen y fue responsable
del entrenamiento y formación de la Guardia Personal de Noriega, así
como de la Unidad Especial Antiterrorista, para lo cual llevó desde Israel
instructores para realizar cursos y entrenamientos militares. En una de
las visitas a Israel organizada por Harari, Noriega llegó a comprar una
importante casa junto al mar en Herzliya, cerca de Tel Aviv, y a enviar a
sus hijos a un kibutz israelí durante un verano. Luego de su captura en
[30]
1990 fue llevado a los Estados Unidos y condenado en 1992 por tráfico de
drogas, asociación ilícita y conspiración. Sin dejar la prisión, tras cumplir
la condena, en abril de 2010 fue extraditado a Francia, que lo reclamaba
al igual que Panamá.
[30] Además, Noriega compró dos inmuebles en Haifa, y sus hijos fueron inscriptos en
escuelas judías. Fuente: Dan Raviv y Yossi Melman, Every Spy a Prince, Boston,
Houghton Mifflin, 1990.
2. Cuando todo comenzó • 62 • Brindando sobre los escombros