Page 229 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Capítulo 7



        Cuando los religiosos vienen marchando




        Para el período 2008-2011, la conducción de la AMIA fue asumida por

        religiosos que tienen como mentor al rabino Samuel Levin, quien sostiene
        que a los homosexuales no hay que reconocerles derecho alguno sino

        internarlos en hospitales especiales para curarlos —ya que por culpa de

        ellos se producen los diluvios y terremotos—, que considera también que
        las corrientes religiosas no ortodoxas son falsificadoras de rabinos y que

        impide el entierro en cementerios comunitarios de judíos avalados en

        su calidad de tal por otras congregaciones de la colectividad, por no ser

        auténticos judíos.

          El acceso de este sector ultraortodoxo al poder en la AMIA fue una
        novedad que rompió con ciento catorce años de historia. ¿Cómo fue que

        ocurrió? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Se trata de un fenómeno meramente

        coyuntural o marca un cambio definitivo en la configuración de la
        comunidad judía?

          En los meses previos al atentado a la AMIA, la mutual se encontraba en

        una importante crisis económica, efectuando una seguidilla de despidos

        que incluyó a doscientos veinte empleados y un proceso de ajuste con

        reducción o eliminación de programas juveniles y educativos.
          Por su parte, por la misma época, los representantes de numerosas

        instituciones de la colectividad comenzaron a desfilar por el Banco Mayo

        en busca de financiación y apoyo económico para sus asfixiadas arcas,
        generándose así una situación de dependencia respecto de quien, además

        de presidir el banco y la Febancoop (Federación de Bancos Cooperativos

        Argentinos), lideraba la DAIA y el ECSA, el Ente Coordinador Sefaradí

        Argentino: Rubén Beraja. Con Beraja, el sector sefaradí de la colectividad,

        tradicionalmente postergado en la conducción política, cobró nuevo vuelo
        y una relevancia central en el diseño de la reorganización comunitaria,

        con características tradicionalistas en lo religioso y conservadoras en

        lo político e ideológico. Buena parte de la proyección de dicho ideario
        se diseñaba en la sede del Banco Mayo, cuya plana mayor estaba

        íntegramente compuesta por integrantes de ese origen.




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