Page 234 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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visible que los sectores observantes crecen en la comunidad, tanto en
términos absolutos como relativos, mientras el resto de la colectividad
disminuye su número en forma lenta pero sin pausa, fundamentalmente,
como resultado de la asimilación y los matrimonios mixtos. Las rígidas
normas de preservación frente a toda forma de «contaminación»
impuestas por la comunidad religiosa a sus miembros, así como su
elevado índice de natalidad, determinan una tendencia clara que ya
produjo un resultado ostensible: por primera vez en la historia de la AMIA
desde su creación, la ortodoxia accedió al poder de la institución en 2008.
Más allá de las particularidades del judaísmo argentino, el proceso de
«retorno» a las fuentes religiosas —según unos— o de conquista por parte
de los religiosos de espacios cada vez mayores —según otros— es un
fenómeno que ocurre también en otros países, y que en Israel es motivo
de crecientes tensiones y habituales análisis y polémicas. Ya en 1998,
el sociólogo israelí de origen argentino Sergio Rotbart señalaba que el
vertiginoso crecimiento demográfico del sector religioso-ortodoxo pasó a
ser un aspecto estructural del complejo problema de las relaciones entre
religión y Estado en la sociedad israelí, cuyos analistas más destacados
coinciden en concebir en términos casi fatalistas. «La bomba de tiempo
demográfica», «el reloj de arena» de la cultura judía laica, «el fin del
sueño sionista» son algunos de los conceptos usados para describir este
fenómeno. Lo cierto es que las proyecciones demográficas indican una
tendencia según la cual, si la sociedad evolucionara de acuerdo con las
leyes estadísticas, Israel marcharía indefectiblemente hacia un futuro
en el cual el secularismo sería patrimonio de una pequeña minoría,
reflexionaba Rotbart. «De acuerdo con los datos de los últimos diecisiete
años, en 2023, cuando Israel celebre sus setenta y cinco años, el sector
ortodoxo constituirá un treinta por ciento del total de la población judía
del país», advertía entonces. La tendencia no se ha modificado. Todas
las ramas del judaísmo ortodoxo invierten enormes fondos y ponen en
movimiento una extendida red institucional destinados a conquistar
nuevas almas, en general adolescentes o jóvenes que atraviesan una
crisis personal y se sienten atraídos «por la búsqueda de una forma de
vida “judía, auténtica y espiritual”, y en muchos casos por la posibilidad
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