Page 230 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Con el atentado a la sede de la AMIA (donde también funcionaba la
DAIA) la figura de Beraja como referente de toda la colectividad judía
tomó proyección nacional. El carisma y la capacidad oratoria del abogado
Beraja sacaban varios cuerpos de ventaja a cualquiera de los dirigentes
comunitarios de la vieja guardia, identificados con corrientes laicas
mayoritariamente de origen ashquenazi. Más aún, la noticia del cierre
de algún shule (colegio judío) o de diversos centros de educación no
formal, acompañada de denuncias de mala administración o corrupción
comenzaba a ser moneda corriente, involucrando al partido político
interno que había dirigido por décadas el funcionamiento de las
principales instituciones judías: el laborismo (Avodá). Un proceso no muy
diferente del que se vivía en el resto de la sociedad argentina. Cerraron
sus puertas desde comienzos de los años noventa las escuelas Rambam,
Jerusalem, Hértzl, Scholem Aleijem de Mataderos, Schlomo Shejter,
Herzlia, I. L. Peretz, Jana Senesz, así como los secundarios del Weizmann
y Maimónides, entre otros (tras la caída del Banco Mayo, en 1999, cerraría
sus puertas también la Universidad Hebrea Argentina Bar Ilán, abierta en
1994 por Beraja).
Con el resquebrajamiento de los grupos opositores, el poder de Beraja
en la comunidad, fortalecido por el vertiginoso crecimiento del Banco
Mayo, quedó sin contrapeso. El Banco Patricios de la familia Szpolski
disputaba parte de la hegemonía en la colectividad, pero no logró igual
proyección política.
Beraja y buena parte del grupo con el que ascendió al poder comunitario
provenía de un sector culturalmente muy definido dentro de la más
amplia corriente sefaradí: el de los judíos sirios, provenientes de las
ciudades de Damasco y Alepo. A diferencia de los sefaradíes de la
península ibérica, de habla ladina, los judíos sirios hablaban árabe y
tenían una fuerte identificación con las tierras que habitaban desde
tiempos inmemoriales (a los que se les sumaron muchos que llegaron
allí escapando de España tras la expulsión de 1492) y una natural
interrelación con los hábitos y normas legales y culturales árabes. Si
bien los judíos sufrieron en Siria terribles episodios de represión —que
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