Page 67 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Luego le tocaría el turno a Pablo Escobar. Se entregó a las autoridades

        colombianas en junio de 1991, con la condición de no ser extraditado a los

        Estados Unidos, y siguió manejando la organización desde la prisión. Tras

        su fuga de la cárcel en julio de 1992, el Gobierno de Colombia destinó unos

        cuatro mil efectivos e ingentes recursos para recapturarlo. Fue acribillado
        a balazos al ser descubierto en las afueras de Medellín, con la ayuda del

        rival Cartel de Cali, el 2 de diciembre de 1993. A su entierro asistieron

        miles de personas de los barrios humildes de Medellín. La millonaria
        familia de Escobar Gaviria fue recibida en secreto y protegida en la

        Argentina por el gobierno de Menem, bajo otra identidad otorgada el 8 de

        junio de 1994 por el gobierno colombiano. Antes de concretar la huida, los

        enemigos de Escobar llamaban a la familia y le decían que en la guerra se

        habían gastado mucha plata en balas y bombas contra su marido y que
        entonces tenía una deuda con ellos. Solían visitarla con las escrituras

        de sus cuantiosas propiedades, pidiéndole que les firmara el traspaso, o

        con reclamos económicos de todo tipo, bajo amenaza de muerte. Tras
        un frustrado paso por Mozambique, recalaron en la Argentina, en una

        incierta fecha del segundo semestre de 1994. Según mencionamos en

        el capítulo anterior, el hijo de Pablo Escobar fue integrado en Buenos

        Aires a un colegio de la red escolar judía, bajo su nuevo nombre de Juan

        Sebastián Santos Marroquín, donde cursó estudios de diseño industrial.
                                                                                                         [31]
        Y tiempo después, el abogado de la AMIA, Luis Dobniewski, le compraría

        a la viuda del traficante — Victoria Eugenia Henao, con el nombre

        cambiado a Isabel Santos— una valiosa casa en el country «Las Praderas»,
        alegando desconocer la verdadera identidad de la mujer.  Fuera del
                                                                                    [32]
        antiguo involucramiento de argentinos e israelíes en actividades

        clandestinas en la realidad latinoamericana, la actuación conjunta en

        operativos encubiertos con Irán es un tópico específico que, a la luz de





          [31]  En 2009 se difundió el documental Pecados de mi padre, realizado por el argentino

             Nicolás Entel, en el cual Sebastián Marroquín pide perdón por los crímenes de su
             progenitor.
          [32]  Por esa época, Isabel Santos era objeto de extorsiones y llegó a ser detenida en una

             causa armada por un subordinado del comisario Jorge Palacios, quien dijo que «paró
             en un semáforo en la avenida Cabildo y la reconoció».



     Brindando sobre los escombros                  • 63 •                              2. Cuando todo comenzó
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