Page 80 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Río Tercero, aparecen también involucrados en las maniobras de desvío

        de las investigaciones de la causa AMIA, actividad imposible de realizar

        sin la conformidad de la dirigencia judía.

          Para recordar tan sólo un ejemplo: días después del atentado, cuando

        todavía no se había perfeccionado el encubrimiento, los fiscales
        sostuvieron que «Nassib Haddad y Javier Alberto Haddad, a través de

        las empresas que representan, fueron quienes estuvieron encargados

        de la colocación del volquete frente a la sede de la AMIA» y «habrían a
        su vez adquirido desde hace varios meses cantidades importantes de

        explosivo amonal», ante lo cual solicitaron su declaración indagatoria

        «por existir motivo bastante para sospechar su participación en el hecho

        materia de investigación». A raíz de ello, Galeano ordenó la detención

        de los Haddad y el allanamiento de sus propiedades. La sede de su
        empresa de volquetes quedaba en Puerto Nuevo, en las proximidades de

        la Terminal 6 desde la que salían los embarques clandestinos de armas

        del ejército y de Fabricaciones Militares para Croacia y Bosnia. Luego se
        sabría que el remito del supuesto pedido del volquete para la AMIA tenía

        la firma falsificada del arquitecto Malamud, a cargo de las refacciones

        en la mutual, y que, en las horas posteriores al atentado, camiones a las

        órdenes del volquetero y manipulador de explosivos Haddad concurrieron

        «voluntariamente» a retirar escombros, que derivaron hacia terrenos de
        su propiedad. Ante la detención de Haddad, ocurrida días después del

        ataque a la mutual judía, en cuestión de horas el juez Galeano fue citado

        a la Casa de Gobierno a una reunión con el presidente Menem, el ministro
        del Interior, Ruckauf, y el jefe de policía, Pelacchi. Allí le entregaron

        a Galeano un certificado emitido de urgencia por quien era jefe de

        producción de Fabricaciones Militares, involucrado en el tráfico de armas

        a los musulmanes bosnios y a los croatas, el coronel Carlos Franke.
                                                                                                  [3]
        Dicho certificado «justificaba» las adquisiciones de explosivos por parte
        de Haddad, supuestamente, para demoliciones en el interior, aunque





           [3]  Pocos meses antes del atentado, Franke —jefe de las fábricas militares— sostuvo
             negociaciones con el iraní John Pashai, quien le solicitó material explosivo. Se ignora

             el resultado final de las tratativas. Jorge Urien Berri, «AMIA: La pista que lleva a
             Fabricaciones Militares», La Nación, domingo 26 de octubre de 2003.



     3. Y en eso llegó Menem                        • 76 •                        Brindando sobre los escombros
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