Page 79 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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sucedió, en el marco de un alineamiento argentino con Occidente, acorde

        con las presiones norteamericanas e israelíes.

          Expondremos más adelante cómo evolucionaron las relaciones entre

        el menemismo y la dirigencia de la colectividad, y develaremos cómo

        la «historia oficial» que se gestó tras el atentado a la AMIA contó con el
        interesado consentimiento de directivos de la DAIA, el brazo político

        de la comunidad judía, así como de abogados designados por la DAIA y

        la AMIA.  Los principales funcionarios y abogados de las instituciones
                    [2]
        judías quedarían años después entrampados, comprometidos por sus

        actos anteriores, en un contexto completamente distinto, en el que Néstor

        Kirchner, primero, y Cristina Kirchner, después, dieron luz verde para

        avanzar contra el complot menemista, aunque no sin contramarchas. Así

        es cómo relevantes dirigentes judíos y varios de sus asesores legales, que
        han representado a las instituciones atacadas por el criminal atentado, se

        encuentran en la paradójica necesidad de aliarse con los encubridores del

        ataque.
          El motivo es simple: si se esclareciera la maniobra de encubrimiento

        que contó con su consentimiento e indispensable apoyo, enfrentarían la

        posibilidad de conocer la prisión por dentro.

          La profundización de la investigación podría revelar que los atentados

        a la embajada y a la AMIA fueron encargados a miembros de una red
        especializada en operaciones clandestinas con armas y explosivos que

        fluían descontroladamente para exportaciones ilegales. De ese tráfico

        ilícito pudo desviarse parte de los materiales utilizados para demoler la
        AMIA, cuando las relaciones con sirios e iraníes estaban en cortocircuito.

        De hecho, muchos de los personajes imputados, por el tráfico de armas a

        Croacia y a la Bosnia musulmana y por la voladura de la planta militar de






           [2]  Con el paso de los años, y de los distintos gobiernos, el manto de impunidad tejido
             por el menemismo se fue desgajando, y con ello el juez Juan José Galeano, los

             fiscales Eamon Müllen y José Barbaccia, el jefe de inteligencia Jorge Anzorreguy, el
             segundo de la SIDE Juan Carlos Anchézar y los jefes policiales Jorge Palacios y Carlos
             Castañeda, además de perder sus trabajos, fueron procesados por presuntos delitos

             cometidos en la instrucción de la causa AMIA, mediante los cuales se les imputó haber
             interferido en la búsqueda de verdad y justicia.



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