Page 78 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Las incómodas evidencias de participación criminal se encontraban

        disponibles desde fines de julio de 1994 y llevaban directamente a un

        grupo de personas de ascendencia siria de fuerte relación con la familia

        Menem, una de las cuales —Alberto Jacinto Kanoore Edul, cuyo padre

        tenía relación íntima con Carlos Menem y su familia— luego se sabría
        que además tenía registrado en su agenda el nombre del principal

        sospechoso iraní. Cuando esos vínculos que podían ocasionar la caída del

        gobierno nacional quedaron expuestos, se orquestó desde las más altas
        esferas del Estado una gigantesca maniobra de encubrimiento, por la

        cual se desvió la investigación, se prohibió mencionar siquiera la «pista

        siria» y quedaron en el expediente sólo difusos acusados iraníes, a los

        que se procuraría no incriminar hasta tanto estuvieran bien lejos del

        país. Es que incluso con los iraníes existieron relaciones previas que era
        preferible no menear, que molestaban no sólo al gobierno de Menem sino

        también a Israel y a los Estados Unidos. En dicho engaño participaron,

        además del Poder Ejecutivo nacional, funcionarios del juzgado federal a
        cargo de la causa y personal de la SIDE, en momentos en que en el país

        era moneda corriente el pago de sobresueldos, los sobres de la «cadena de

        la felicidad», los gastos reservados ilimitados e incontrolados y los viajes

        por el mundo para los más diversos emprendimientos; entre ellos, el

        constituido por el grupo de falaces investigadores del proceso judicial que
        fuera irónicamente conocido en Tribunales como «PyME AMIA».

          Todo ello ocurrió con el visto bueno de los gobiernos israelí y

        norteamericano que —como se verá— tenían en claro algunos de los
        motivos del enojo sirio y el iraní, con los cuales habían contribuido: Siria

        se estaba quedando sin la posibilidad de contar con la tecnología nuclear

        prometida y cobrada por adelantado por Menem en forma de aportes

        para su campaña; Irán, por su parte, sufrió la súbita cancelación de un

        contrato de provisión nuclear, cuando el despacho ya se encontraba
        embarcado en el puerto de Campana, provincia de Buenos Aires. Así










             que involucraban a Irán, eludiendo cuidadosamente toda referencia a los sirios y al
             gobierno argentino.



     3. Y en eso llegó Menem                        • 74 •                        Brindando sobre los escombros
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