Page 122 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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militares. Luego de los saludos de rigor, en los que Menem
agotó su vocabulario árabe, nos sentamos a saborear la leche
de camello y los dátiles con que nos homenajearon.
Cavallo recuerda que el diálogo entre Kadafi y Menem era aburrido, con
claros síntomas de que ninguno de los dos se interesaba por las opiniones
del otro, hasta que el jefe libio reaccionó molesto frente a la insistencia
de Menem sobre la importancia de recibir apoyo de los Estados Unidos.
Kadafi sostuvo que a los norteamericanos sólo se les podía sacar ventaja
si se disponía de poderío militar, y que por eso él había mostrado
tanto interés por el misil Cóndor. Y, yendo al grano, dejó en claro que
había apoyado la campaña electoral de Menem como contrapartida de
la promesa de entrar en negociaciones para la exportación del misil
argentino a Libia. Menem entonces contestó con evasivas y reprodujo una
teoría sobre ciertas imperfecciones del misil, según la cual en realidad se
trataba de una «cañita voladora». Kadafi le dijo que lo importante era lo
que los norteamericanos creyeran, y que a Libia le resultaba suficiente
tener aquello que tanto preocupaba a los Estados Unidos, aun cuando
fuera un misil sin dirección. Menem apuró el final de la incómoda reunión
recurriendo a su inevitable invitación a visitar la Argentina. Cavallo
afirmó que, al salir del encuentro, Menem demostró preocupación y
que, mostrándose ajeno al reproche recibido, le dijo: «Parece que los
muchachos le vendieron el Cóndor a Kadafi por una contribución a la
campaña electoral. ¡Qué irresponsables! Ahora estoy definitivamente
convencido de que tenemos que cancelar ese proyecto cuanto antes». [47]
En el caso de Irán, en 1988 —aún durante el gobierno de Alfonsín—,
fueron firmados tres contratos para la provisión de tecnología nuclear. El
primero de ellos fue para modificar el núcleo del reactor de investigación
de Teherán a fin de que pasara de trabajar con elementos combustibles
del noventa al veinte por ciento de uranio enriquecido, y contó con los
auspicios de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA).
En aquel momento, Jimmy Carter, como Barack Obama en la actualidad,
promovía una política destinada a cambiar o controlar reactores de
[47] Domingo Cavallo, El peso de la verdad, Buenos Aires, Planeta, 1997.
3. Y en eso llegó Menem • 118 • Brindando sobre los escombros