Page 124 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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serbios con el respaldo ruso, y para auxiliar a los musulmanes bosnios

        también amenazados. Más allá de consideraciones humanitarias, los

        intereses estadounidenses —respaldados por Alemania y el Vaticano—

        pasaban por repeler las intenciones expansionistas serbias, y el tráfico

        ilegal de armas era un elemento esencial. Una investigación promovida
        por la bancada republicana del Congreso norteamericano, sintetizada

        en un informe de más de setecientas páginas,  documentó cómo el
                                                                     [49]
        gobierno de Bill Clinton habilitó «luz verde» al canal iraní de contrabando
        de armas para los musulmanes de Bosnia. Otras investigaciones

        independientes demuestran que la trama comenzó en realidad antes,

        en el mandato de George Bush, como política que fue llamada de «ojos

        cerrados»: los norteamericanos conocían perfectamente el tráfico, pero

        no intervenían pese a su carácter de garantes del embargo dispuesto
        por la ONU. El modelo incluía fondos sauditas, tal como antes se había

        hecho en Afganistán apoyando a los combatientes islámicos para

        echar a los soviéticos. Con Clinton, la colaboración fue activa y directa
        con la intervención del embajador norteamericano en Croacia, Peter

        Galbraith, que realizó desesperadas gestiones para frenar los reiterados

        enfrentamientos armados entre croatas y musulmanes que por meses

        impedían la llegada de los suministros iraníes para Bosnia (a través

        de Croacia). La secreta condescendencia con los iraníes contradecía el
        discurso público norteamericano. El asunto se reactualizó años después

        con extrema gravedad cuando quedó en evidencia que entre los miles

        de combatientes islámicos o «mujaidines» que actuaron en Bosnia, y
        accedieron a armas con el visto bueno estadounidense, figuraban

        militantes de Al Qaeda ligados directamente a Osama Bin Laden, quien

        recibió un pasaporte bosnio. Entre ellos, el segundo comandante de Al

        Qaeda, Ayman Al Zawahiri, y Khalid Shaikh Mohammed —que también

        obtuvo ciudadanía bosnia—, considerado el cerebro de los ataques a las
        Torres Gemelas en 2001. Si bien en 1996 el Congreso norteamericano se

        había interesado en investigar estos oscuros lazos, después de los miles




           [49]  «Final report of the select subcommittee to investigate the United States role

             in iranian arms transfers to Croatia and Bosnia (“The Iranian Green Light
             Subcommittee”)», octubre de 1996, copia en poder del autor.



     3. Y en eso llegó Menem                       • 120 •                        Brindando sobre los escombros
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