Page 120 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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controlado por Siria, en el marco de la serie de ataques y represalias
entre Israel y el grupo paramilitar sostenido tanto por Damasco como por
Teherán. Para la revancha se buscaría un blanco fácil, y con beneficios
secundarios. La respuesta sería en Buenos Aires, elegida como nuevo
territorio de guerra contra Israel y contra los traidores aliados al sionismo,
donde los agentes sirios ya estaban ubicados en sectores clave vinculados
con la seguridad y defensa del país, y donde agentes de la Guardia
Revolucionaria iraní tenían fácil acceso a los explosivos cuyo traslado
de contrabando a Zagreb y luego a Bosnia supervisaban. El escenario
perfecto para matar dos pájaros de un tiro y transmitir un claro mensaje
a Menem. La prometida venganza por el infausto 16 de febrero llegaría
un mes después, el 17 de marzo de 1992, con el atentado que demolió
la embajada de Israel en la Argentina y causó veintinueve muertos y
centenares de heridos.
Una semana antes de la muerte del líder de la milicia proiraní a
manos de los israelíes, el 10 de febrero de 1992, el gobierno iraní había
convocado al embajador argentino en Teherán, Norberto Auge, para
protestar verbalmente porque, con la cancelación del contrato de
para adquirir el Cóndor ii. Todos los analistas militares coinciden en señalar que el
Cóndor ii era tecnológicamente más avanzado que el Scud, sobre todo en su sistema
de navegación. El proyecto Cóndor fue el más ambicioso plan de desarrollo misilístico
y militar encarado por la Fuerza Aérea Argentina luego de la Guerra de Malvinas, y
en el cual estaban interesados en sus inicios varios países del Oriente Medio, como
Arabia Saudita, Egipto, Libia e Irak, países que ya habían mantenido conversaciones
secretas para la adquisición del misil. Sin embargo, el cambio del panorama político
de la región alimentó las posibilidades de Siria de adquirir el Cóndor II, no sólo por
las promesas realizadas por Menem sino, especialmente, por el cambio de estrategia
de Egipto y Arabia Saudita, que abandonaron a Irak, luego de que éste comenzara
la operación suicida que significó la invasión a Kuwait. En otras palabras, aunque
existieron conversaciones donde Menem prometió además del reactor nuclear
la venta del misil Cóndor ii, la posibilidad cierta de que los sirios adquirieran el
misil se potenció cuando las alianzas entre los distintos países dejaron a Irak, el
principal interesado, absolutamente aislado del mundo árabe como consecuencia de
la participación de Siria, Egipto y Arabia Saudita en la alianza occidental contra el
régimen de Sadam Hussein. Igualmente, los deseos sirios quedaron truncos luego de
que la Argentina anunciara en 1991 el desmantelamiento del proyecto.
3. Y en eso llegó Menem • 116 • Brindando sobre los escombros