Page 154 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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por una causa judicial que no mostraba ningún progreso— expresó sin

        indicio concreto que «no descartaba» que el atentado pudiera haber sido

        obra de los propios israelíes.

          El despacho de Avirán en la sede de la reinstalada embajada en la

        Avenida de Mayo tenía un mapa de la República Argentina con gran
        cantidad de pequeñas banderitas pinchadas en las provincias donde

        había concretado algún acuerdo comercial. Su interés era fortalecer

        el intercambio y desactivar la protesta, desalentando marchas,
        manifestaciones o monumentos. El predio donde funcionaba la embajada

        destruida fue vendido por Avirán con fecha 4 de noviembre de 1994 en

        1 200 000 dólares a la firma Comercial Gractil SA, vinculada con los

        negocios de apart hoteles. El lote estaba destinado a ser la base de un

        emprendimiento comercial. Pero un reducido grupo de empresarios y
        activistas de la comunidad se propuso rescatarlo para construir un solar

        destinado a honrar a las víctimas y en recuerdo de lo ocurrido. Entretanto,

        Comercial Gráctil SA transfirió el boleto de compraventa del terreno al
        presidente de la misma sociedad, Bernardo Strauss, el 10 de julio de 1997

        a cambio de una suma simbólica de diez mil dólares y un compromiso de

        pago por 1 500 000 dólares. Dos semanas después, el 24 de julio de 1997,

        una comisión encabezada por el empresario León Wasserman propició y

        firmó con Strauss la compra del terreno para establecer un memorial o
        recordatorio del atentado, realizando una reserva para comprarlo en la

        suma de 2 100 000 dólares, es decir novecientos mil dólares más que el

        monto justificado por Avirán, y seiscientos mil dólares más que lo tasado
        catorce días antes. Extraños pases de manos que preveían notables

        ganancias a los intermediarios habilitados por el embajador. El 21 de

        enero de 1998, Wasserman y otro empresario de nombre Sergio Duvobe

        (que al poco tiempo vendió su parte al primero) suscribieron el boleto de

        compraventa y una hipoteca por el saldo de un millón y medio de dólares.
        Algo salió mal y, tras la caída del Banco Mayo, desaparecieron avalistas,

        créditos y promesas de financiación, y quedó el obligado Wasserman

        en estado de insolvencia y fue ejecutado en todos sus bienes, pese a la
        donación que hiciera del terreno al Gobierno de la Ciudad de Buenos

        Aires.






     4. El teatro                                  • 150 •                        Brindando sobre los escombros
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