Page 40 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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bélica permanente, hasta la conveniencia, con relación al caso argentino,

        de colaborar con un gobierno militar que combatía a guerrilleros

        montoneros que se encontraban asociados a organizaciones palestinas e

        intercambiaban entrenamiento y know-how en el Líbano. Las violaciones

        a los derechos humanos por los gobiernos receptores de asesoramiento
        y armas no eran un impedimento para el cumplimiento de los objetivos

        propuestos, cuando eran los únicos mercados abiertos para las ventas

        israelíes. Y si los judíos argentinos eran objeto bajo la represión militar
        de un hostigamiento y una persecución superiores a los padecidos por

        el resto de la población, para el pensamiento sionista clásico «eso les

        pasaba por no haber ido a vivir a Israel». Mientras tanto, las dirigencias

        judías locales, atadas a esos intereses y compartiendo algunos beneficios,

        guardaban silencio y pedían a sus similares norteamericanas que no
        alzaran la voz. No había motivo para alterar la política para con la Junta

        Militar argentina.

          En segundo lugar, los judíos argentinos pagaron cruentamente, las
        consecuencias —en este caso no previstas— de negociaciones y acuerdos

        reservados de Israel, con los atentados a la embajada de Israel y a la

        AMIA y su posterior encubrimiento. Si bien, como antes mencionábamos,

        Irán e Israel son hoy enemigos supremos, desde los años setenta y hasta

        el atentado a la mutual judeo-argentina existió una red de tráfico de
        explosivos y armas israelíes, norteamericanas y argentinas, hacia Irán o

        hacia intereses iraníes, que tuvo a Buenos Aires como una de sus bases

        principales. Dicho entramado atravesó distintos gobiernos argentinos
        desde la dictadura y no fue inventado por el menemismo, si bien durante

        el gobierno de Carlos Menem alcanzó su cota más alta y su mayor nivel

        de descontrol. Al punto que sobran indicios que señalan a esa misma red

        de tráfico ilegal como fuente de la carga explosiva que demolió la AMIA.

        Es decir, los perpetradores de las masacres podrían encontrarse entre
        quienes tenían negocios compartidos con algunos de los destinatarios de

        los ataques.

           Otra vez, los judíos argentinos son víctimas de los juegos de
        guerra en los que participa Israel con el aval de dirigentes locales.

        Dichas actividades involucraron un tráfico millonario, con un






     2. Cuando todo comenzó                         • 36 •                        Brindando sobre los escombros
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