Page 44 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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La política secreta y los negocios sucios diluyen los límites entre
criminalidad y cuestiones de Estado, y con ello obturan las posibilidades
de obtener verdad y justicia. Pero no se trata de un fenómeno novedoso.
En la década de 1980 —y en especial a partir del «golpe de la cocaína»
dado en Bolivia por militares con activo asesoramiento argentino— la
droga se convirtió en un bien de cambio para operaciones represivas
clandestinas. El 17 de julio de 1980 una sangrienta asonada militar
destituyó en Bolivia a la presidenta provisional Lidia Gueiler (opuesta a la
narcopolítica) y frustró la llegada al poder de una coalición democrática.
Asumió el general narcotraficante Luis García Meza, quien nombró
ministro del Interior al coronel Arce Gómez, asociado a Roberto Suárez
Levy, uno de los más grandes comerciantes de cocaína del mundo en ese
momento. La participación argentina en el golpe y en tareas represivas
fue financiada por los enormes ingresos obtenidos de la droga. Unos
seiscientos paramilitares autodenominados «Los Novios de la Muerte»,
reclutados por el criminal de guerra nazi Klaus Barbie («El carnicero
de Lyon»), secuestraron, torturaron y asesinaron a decenas de líderes
sociales. El investigador Ariel Armony, referente esencial en esta
[5]
temática, sostiene que unidades de la inteligencia militar argentina que
operaban desde el cuartel general del alto mando boliviano recibieron
asistencia de asesores israelíes en la campaña represiva que siguió al
golpe.
Las siguientes menciones nos permiten comprender cómo y por qué
la dictadura argentina, agentes norteamericanos y militares israelíes
podían sostener relaciones con conocidos narcotraficantes. Y también
entender cómo desde la Argentina se abasteció a Irán de envíos israelíes,
no reconocidos oficialmente, en un directo antecedente de «relaciones
peligrosas» como las que estallaron en los noventa.
Michael Levine es un judío norteamericano que fue agente encubierto
de la DEA. Perdió a su hermano, suicidado tras diecinueve años de
adicción a la cocaína, y a su hijo policía de Nueva York, muerto por una
[5] Ph. D. de la Universidad de Pittsburgh y profesor del Colby College en Maine, Estados
Unidos.
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