Page 237 - Brindando sobre los escombros - La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento - Edición del autor, (c) 2012 - 2024 Horacio Lutzky
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Sergio Bergman, que obtuvo veintiún delegados (23,3 %). Por último se
ubicaron el Movimiento Sionista Renovador (3,3 %) y Compromiso con
la Comunidad (2,2 %) con tres y dos delegados, respectivamente. La
ortodoxia del Bloque Unido Religioso no tenía mayoría propia como para
lograr el gobierno de la entidad, pero la obtuvo tras realizar negociaciones
reservadas con Sergio Bergman, quien les dio su sorpresivo apoyo ante
el estupor de los sectores reformistas, conservadores y laicos con los
cuales supuestamente mantenía afinidad ideológica y visiones similares
en cuanto al pluralismo y la modernidad en el seno de la comunidad.
La conducción elegida por la Asamblea de Representantes de Socios
quedó integrada por veintiún miembros, de los cuales nueve pertenecen
al Bloque Unido Religioso (ortodoxos); seis a AMIA es de Todos
(conservadores más instituciones sociodeportivas); cuatro al Frente
Unido Comunitario (sionistas de izquierda e instituciones conservadoras),
uno a Compromiso con la Comunidad (sionismo de centroderecha) y
uno al Movimiento Sionista Renovador (sionismo de centro). Y así, en
reemplazo de Luis Grynwald sería nombrado nuevo presidente de la
AMIA el candidato ungido por el rabino Levin, Guillermo Borger, un
empresario de cincuenta y nueve años que llegó al país desde Alemania a
los tres años junto con sus padres sobrevivientes del Holocausto.
La asunción del cargo de presidente de AMIA por parte de Borger fue
bastante accidentada. Cinco días antes del cambio de mando, en una
entrevista publicada el sábado 27 de junio de 2008 por el diario Clarín,
declaró que pretendía reforzar el papel de la AMIA como «representante
de los judíos genuinos». Repreguntado por el periodista Marcelo Helfgot,
aclaró que eso significa «tener una vida basada en todo lo que dictamina
la Torá, nuestro libro sagrado». Dichos postulados dejaban fuera de la
definición de «judíos auténticos» a la gran mayoría de la colectividad,
lo que generó enorme revuelo, cartas en tono indignado y hasta la
convocatoria a una manifestación de protesta frente a la AMIA para el día
del cambio de autoridades.
Borger procuró bajar el tono de la polémica y sostuvo entonces que
sus dichos fueron tergiversados y que «nunca» utilizó el término «judíos
genuinos» (lo cual, en cambio, es ratificado por el periodista). «Lo que
Brindando sobre los escombros • 233 • 7. Cuando los religiosos vienen marchando